sábado, 21 de diciembre de 2013

TARTAS Y ARQUITECTURA EFIMERA

Cuando empecé este blog, como terapia prácticamente, dije que contaría mis aventuras y desventuras y hoy os traigo lo que podría ser la crónica de un desastre anunciado.

El 12 de octubre Festividad de la Virgen del Pilar y Día de la Fiesta Nacional aparece en rojo en el calendario pero, no por estos motivos sino porque es el cumpleaños de mi marido.

Mi hijo había preparado un plan. El haría bombones con cristales de sal y otros con piñones y yo la tarta favorita de papá, una clásica Red Velvet. Como teníamos que hacerlo todo a escondidas pues pretendíamos que fuese una auténtica sorpresa, nos fuimos retrasando hasta que el día previo al Dia X por la tarde estábamos desplegados en la cocina sin dar abasto.

Admirada miraba de reojo a mi hijo, cómo preparó todo lo necesario y lo afanado que estaba en derretir el chocolate y pasarlo limpiamente a los moldes, metiéndolos en la nevera y vigilando que se enfriaran correctamente, desmoldándolos con cuidado, presentándolos en sus cápsulas y camuflándolos en una huevera.

Mientras monté la tarta perfecta. Y sin tiempo para fotos, la metimos en su caja y luego dentro de una bolsa de viaje pues esa misma noche nos íbamos para pasar el cumple en familia y el disfraz no desentonaba.

Papá llegó cansado y algo más tarde de lo esperado. El viaje fue también más movidito de lo habitual. Llevaba la bolsa en mis pies y notaba ocasionales microimpactos,... había querido montar la tarta 24h antes para que se asentara pero las circunstancias no lo permitieron...

Al llegar a destino, corrí a quitar el "bulto" de la vista y a acomodar el resto del equipaje. Y metida en la rutina del viernes noche... me olvidé del "bulto". Así amaneció el Día X y, felicitaciones, desayuno, regalitos, canción...
- ¡Mira papi! Yo solito te he hecho estos bombones y mamá te ha hecho una tarta
- ¡Qué pinta! ¿Puedo comer uno?
- Claro, papi. Pero sólo uno que hay que darles a los abuelos.
- Vale. ¡Qué buenos! Uhmmm, y aunque la tarta sea para luego podéis enseñármela, ¿no?
- ¡Vamos, César! Ayúdame
Y al levantar la tapa...

Movimiento arquitectónico de finales de los 80. Se caracteriza por la fragmentación el proceso de diseño no lineal, el interés por la manipulación de las ideas de la superficie de estructuras que se emplean para distorsionar y dislocar algunos de los principio elementales de la arquitectura como la estructura y la envolvente del edificio. La apariencia visual final de los edificios de esta escuela se caracteriza por una estimulante impredicibilidad y un caos controlado: El deconstructivismo.

Si. Efectivamente, la fragmentación no era lineal, tenía varias dimensiones y en ese momento manipulaba varias ideas pero ninguna era muy... ¿Cómo decirlo? Correcta... y su apariencia, pues acierto, me dislocaba...

"Estimulante impredicibilidad"... caja grande + base pequeña + falta de tiempo + muuuuchas curvas, ¿qué quería que pasara? La podía haber llevado atada al parachoques y hubiese llegado igual. "Caos controlado". Lo único controlado fue que el caos se produjo curva tras curva entre mis pies.

La tarta estaba tan vapuleada que parecía una escalera hecha a bocados... qué desastre. Estaba enfadada,  impotente, frustrada, me empezaba  a acelerar y mi marido dijo: "No pasa nada".

No pasa nada!!!??? He estado alisándola, cuidándola, era perfecta y ahora es una Mie... y no pasa nada? Dos días antes su prima Maribel (a la que adoro) me había enviado un vídeo sobre inteligencia emocional dedicado al optimismo. Entre otras cosas decía que nuestra vida no son los hechos a los que nos enfrentamos si no cómo reaccionamos ante ellos.

Si al homenajeado no le molesta y sonríe como un niño al ver el resultado de una trastada, no tiene ningún sentido que me enfade, al fin y al cabo es su tarta. Estaba claro que él no tenía o hacía de lo sucedido un problema. Pero, yo sí.

Lo mío era personal. Había tenido un error garrafal e imperdonable. Y entonces vino a mi cabeza "Aquello que no tiene solución es un problema". Por tanto, por definición, todo problema tiene solución -lógica básica- lo que hay que hacer es encontrarla.

La amontoné, por expresar de alguna forma cómo recoloqué los pisos. Limpié y adecenté la base. Y llegado el momento de servirla la presenté como "Deconstrucción de Red Velvet", la puse en la mesa con su velitas encendidas frente a mi marido y empecé a cantar "Cumpleaños feliz" al más puro estilo Marilyn y las sopló sonriente.





Le hice las fotos de rigor mientras refunfuñaba -como casi siempre jejeje- y nos la comimos, y repetimos. Y al día siguiente el trozo que quedó estaba perfectamente deconstruído y asentado imitando al Guggenheim, como ejemplo perfecto de esta escuela, trozo que había superado el viaje de vuelta curva tras curva.

No iba a ser indultado había que ofrecerle todos los honores por lo que se dividió igualitariamente con la supervisión de todos los interesados jajaja

Moraleja: Aquella arquitectura efímera había sido todo un triunfo. Lo que importaba era que todo se trataba de dedicación a él, al cumpleañero.

Epílogo: Hacumplido 42 años, la mitad de ellos no conocemos y hemos sido amigos y la mitad de estos estamos casados. Somos de las generaciones que cuando algo se rompe intentan arreglarlo, incluídas las tartas.

Hasta la próxima tarta-historia.











3 comentarios:

  1. Eres una artista que la sepas! !!!tu por lo menos la pudiste reconstruir pero y yo la que estamos en la furgoneta de mi primo.......tambiem era Red velvet, jajajjajajajajja

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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